La colombiana, quien arribó a la Capital la madrugada de ayer, descansó en la mañana en una suite de un hotel ubicado en Polanco, y a las 15:30 horas abordó una camioneta Suburban, custodiada por dos vehículos.
El destino fue la nueva sede del Museo Soumaya en Polanco, cuya arquitectura, según fuentes del lugar, impactó a la cantante desde el momento en el que se acercaba por una calle aledaña.
Al interior del inmueble ya la aguardaba el empresario con un grupo de ocho personas, entre ellas su hijo Carlos Slim Domit, con quienes disfrutó de un recorrido de dos horas por las instalaciones.
Enfundada en unos pantalones pegados, botas y cabello alaciado, la intérprete admiró las seis salas del lugar, contó uno de los trabajadores del museo, siendo la escultura El Pensador una de las piezas que más llamó su atención.
"Decía que todo le gustaba, la decoración, las piezas. Cuando vio El Pensador la vio y se rió. Fue muy buena onda con todos, agradecía mucho la invitación al ingeniero Slim", dijo la fuente.
Posteriormente, Shakira se dirigió a la casa de Slim Helú, donde el empresario le ofreció una comida, en la que también estuvieron presentes su hija Johanna Slim, el marido de ésta, Arturo Elías Ayub, y los hijos de la pareja, con quienes la cantante convivió por cerca de dos horas.
SALUDA A FANS Tras visitar el Museo Soumaya y la casa de Carlos Slim, Shakira regresó a su hotel en Polanco.
La intérprete de "Loba" entró por la parte trasera del resort dentro de un convoy de tres camionetas negras, momento en que las rejas del estacionamiento se cerraron.
Sin embargo, ante la insistencia de nueve fans por ver a la colombiana y los gritos de "Shakira, Shakira" y "Shakira, we love you", la cantante, quien vestía un pantalón azul de mezclilla y una playera café con blanco, se asomó para saludar desde lejos a sus seguidores en menos de 30 segundos
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